24 de diciembre de 2013

Muy cerca de Cancún, un mundo colonial

Esta ocasión el plan es hacer un circuito en Yucatán, para reencontrar algunos lugares que he visitado años atrás y de los cuales no tengo evidencia digital.


El primer punto a visitar: Valladolid Yucatán.

A tan sólo hora y media de Cancún el contraste es innegable. Dejar las avenidas de Cancún y el azul turquesa del Mar Caribe para encontrarse con una ciudad colonial, de casas con muros altos y amarillos, calles angostas y tradiciones arraigadas, siempre me reencuentra con mis raíces yucatecas.

Valladolid es una ciudad colonial muy turística pero llena de historia. Alguna vez en su historia fue capital del estado de Yucatán y también jugó un papel determinante durante la guerra de castas de Yucatán.




Hoy por su cercanía a Chichén Itzá, la zona arqueológica más importante de Yucatán y 7a maravilla del mundo, hace que Valladolid sea un lugar donde convergen personas de diferentes nacionalidades que al mezclarse con la gente local da un cuadro muy pintoresco.

No conozco Valladolid a profundidad, pero sin duda tiene su encanto. 

¿Cosas recomendables para hacer en Valladolid?

Sin duda degustar platillos de la gastronomía tradicional yucateca: panuchos, salbutes, longaniza asada (típica de Valladolid), lomitos, papadzules, queso relleno, huevos motuleños, etc.


Visitar los 2 cenotes que están en la ciudad para refrescarse ya que el calor del medio día puede ser intenso.

Además muy cerca de Valladolid puedes encontrar rumbo a Tizimin, la zona arqueológica de Ek Balam, donde haré mi próxima parada por cierto.

Y claro, imperdible la visita a Chichén, en la carretera a Mérida a unos 30 minutos.


Para comer antojitos en todo Yucatán, es mejor ir a una "lonchería" donde puedes probar los panuchos, salbutes y tamales de chaya (llamados vaporcitos). En Valladolid como en casi todos los pueblos de Yucatán, el mercado es la mejor opción.

Para hospedarnos, elegimos el hotel María de la Luz en el centro histórico, frente al parque principal.

Por $680 pesos en una habitación triple, tuvimos para descansar. El hotel tiene estacionamiento para huéspedes. Pero es lo que es, un hotel de pueblo. No te esperes lujos, pero es limpio y agradable.

Ah y el desayuno es bueno. Mi recomendación: los huevos motuleños.


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